Como fuente primaria de información, instrumento básico de comunicación y herramienta indispensable para participar socialmente o construir subjetividades, la palabra escrita ocupa un papel central en el mundo contemporáneo. Sin embargo, la reflexión sobre la lectura y la escritura generalmente está reservada al ámbito de la didáctica o de la investigación universitaria. Está claro que el panorama no es el más propicio, que las circunstancias cada vez nos resultan más adversas.
Y por eso, precisamente, debemos ensanchar la frontera indómita en la que leer se convierta en el mejor de los hábitos para todos los que tengan a la mano un libro; debemos construir nuevos imaginarios, de recuperar el sentido, de fundar ciudades libres donde sí haya cultura, de volver a aprender que podemos entendernos a través de las huellas o las marcas que se van dejando en el camino de cada uno.
En un lugar de confluencias, de distintos intereses y perspectivas, donde la lectura sea un espacio para hacer públicas realidades que no deben permanecer en el interés de unos cuantos. Hoy, más que nunca, debemos apostar a favor de la lectura, pues la palabra es un puente que une mundos diversos, pero complementarios.
Afortunadamente, existen palabras, sonrisas, rostros de asombro y miradas de muchos lectores que nos llenan de esperanza y confirman que no estamos solos ante la convicción de que la lectura nos ayuda a ser mejores seres humanos. Es tiempo de análisis y reflexión, de nuevos cuestionamientos, de valorar voluntades traducidas en hechos, de recuperar experiencias, de reconocer fallas y carencias para retomar el rumbo, de fortalecer compromisos y alianzas para asumir nuevos retos.
La situación del país es difícil para todos, pero la iniciativa de promover la lectura es muy grande y por lo mismo, es justo el momento de redoblar esfuerzos, de estar cada vez más cerca, de compartir ideas, de crecer juntos y ser profesionales para poder cumplir la misión que nos une: formar cada vez más lectores que interactúen con su medio y se apropien de la lectura de manera gratificante y cotidiana.
La lectura es un incitante diálogo silencioso mediado por las páginas de cualquier libro; es fuente de recreación y puerta para acceder a otros universos. Porque leer es una práctica que permite enriquecer el interior y acercarse por medio de los libros a la verdadera fuente del conocimiento.
