Hace dos años existían casi treinta millones de ellos por el ciberespacio. Sin embargo, en el 2007 se llegaron a contabilizar cien millones con la ayuda de Technorati y se estima que este número se duplica sucesivamente por lo menos cada seis meses.
Si nos dedicamos a buscar a través de Google el número total de blog’s que aparecen en sitios de la red, veremos que su crecimiento exponencial alrededor de la última década ratifica el boom que se vive en ese enorme conjunto de bitácoras personales que constituyen la blogósfera.
Si nos dedicamos a buscar a través de Google el número total de blog’s que aparecen en sitios de la red, veremos que su crecimiento exponencial alrededor de la última década ratifica el boom que se vive en ese enorme conjunto de bitácoras personales que constituyen la blogósfera.
La palabra “blog” es una palabra mixta para web log o weblog. En 1997 Jorn Barger, el autor de Robot Wisdom, un sitio de la red lleno de textos sobre James Joyce, acuñó la palabra weblog. En 1999 Peter Merholz, el autor de un weblog llamado Peterme, la dividió en dos así: we blog inventando una palabra que podía usarse como nombre y como verbo. Nació entonces “blog”.
Pero, ¿qué sucede con su repercusión en el lenguaje. Tienen sus propios conceptos, formas y reglas o lo que es más, forman un nuevo género literario? Sin duda, la blogósfera es una fuente omnipresente de información sin restricciones que se ha instalado en la vida pública y privada e incluso ha cambiado la forma de escribir en línea.
Leer blog’s no es como leer un artículo periodístico o un libro. Muchos blog’s parecen revistas on-line, con gráficas, barras y fotos con pie. Otros sólo tienen el nombre del blog en el título y los posts fechados después. Los textos o posts, se organizan en un orden cronológico inverso, como un montón de correos sin abrir, con los nuevos hasta arriba y los anteriores más abajo.
Los lectores de blog’s saltan de aquí para allá. Pasan de blog’s a anuncios de noticias a videos de You Tube, y lo hacen más fácilmente de lo que se puede dar vuelta a la hoja de un diario. La esencia de la mayoría de los blog’s —reactivos, coloquiales, esporádicos y de asociación libre— se funda en el “concepto de vínculo” que nos invita a extraviarnos en ellos.
Algunos opinan que tener un blog con toda la libertad es como asistir a un baile de disfraces. Puedes decir todas las cosas rencorosas, infantiles que no se te ocurriría decir en una publicación o si estuvieras cara a cara con otro ser humano.
Puedes coquetear con cualquiera, o al menos intentarlo. En una especie de ejercicio democrático, puedes decirle al presidente exactamente lo que opinas de él o puedes dar opiniones políticas que tus amigos quizá no compartirían. Incluso se puede delatar a otras personas, ocultándose detrás de un buen pseudónimo.
Escribir un blog se liga con lo grandioso, soñador, privado, íntimo, sexy, o incoherente. Si los bloggers dicen la verdad o son quienes realmente pretenden ser, es otro asunto. Lo importante es que ahora todo el mundo quiere tener su blog y que cualquiera con una conexión a la red puede lograrlo.
Pero, ¿qué sucede con su repercusión en el lenguaje. Tienen sus propios conceptos, formas y reglas o lo que es más, forman un nuevo género literario? Sin duda, la blogósfera es una fuente omnipresente de información sin restricciones que se ha instalado en la vida pública y privada e incluso ha cambiado la forma de escribir en línea.
Leer blog’s no es como leer un artículo periodístico o un libro. Muchos blog’s parecen revistas on-line, con gráficas, barras y fotos con pie. Otros sólo tienen el nombre del blog en el título y los posts fechados después. Los textos o posts, se organizan en un orden cronológico inverso, como un montón de correos sin abrir, con los nuevos hasta arriba y los anteriores más abajo.
Los lectores de blog’s saltan de aquí para allá. Pasan de blog’s a anuncios de noticias a videos de You Tube, y lo hacen más fácilmente de lo que se puede dar vuelta a la hoja de un diario. La esencia de la mayoría de los blog’s —reactivos, coloquiales, esporádicos y de asociación libre— se funda en el “concepto de vínculo” que nos invita a extraviarnos en ellos.
Algunos opinan que tener un blog con toda la libertad es como asistir a un baile de disfraces. Puedes decir todas las cosas rencorosas, infantiles que no se te ocurriría decir en una publicación o si estuvieras cara a cara con otro ser humano.
Puedes coquetear con cualquiera, o al menos intentarlo. En una especie de ejercicio democrático, puedes decirle al presidente exactamente lo que opinas de él o puedes dar opiniones políticas que tus amigos quizá no compartirían. Incluso se puede delatar a otras personas, ocultándose detrás de un buen pseudónimo.
Escribir un blog se liga con lo grandioso, soñador, privado, íntimo, sexy, o incoherente. Si los bloggers dicen la verdad o son quienes realmente pretenden ser, es otro asunto. Lo importante es que ahora todo el mundo quiere tener su blog y que cualquiera con una conexión a la red puede lograrlo.
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