Los hermanos Fernando y Billy Rovzar, Marco Polo Constanse y Julio Fernández, se sumaron para la realización de la película Sultanes del Sur, escrita por Tony Dalton. Sin embargo, quienes fueran los mismos productores responsables de las éxitosas Matando Cabos y Kilómetro 31, dejan mucho que desear ahora con su trabajo más reciente.
Es difícil concebir que el director Alejandro Lozano haya fallado junto con su equipo actoral en su intención de filmar una historia de acción que resulta sumamente trillada y hasta predecible en la mayoría de las escenas, valiéndose además de las fórmulas hollywoodenses para entretener a los espectadores mexicanos.
La trama gira en torno a cuatro asaltantes que consiguen robar un banco y burlar a toda la policía, escapando ilesos con 12 millones de dólares. Lo que en un principio parece una aventura prometedora, deja de ser verosímil cuando los personajes huyen para Argentina y la película gradualmente se vuelve una serie de clichés poco convincentes.
Al llegar a Buenos Aires, Leo, Sánchez, Mónica y Leserio deciden hacer tratos con el Tejano, uno de los mayores capos de la ciudad, con el fin de lavar el jugoso botín, pero durante la transacción se ven sorprendidos por unos mafiosos fuertemente armados, quienes los dejan con las manos vacías. ¿Cómo es posible que este grupo de asaltabancos tan hábiles sean tan ineptos en otro país? Es justo allí donde comienzan las incongruencias.
Luego del caos, la infructuosa persecución y las balaceras, se encuentran con el Tejano para averiguar quién les robó el dinero, pero son recibidos con todo tipo de acusaciones y sospechas. Leo, el protagonista interpretado por Jordi Mollà es eliminado absurdamente y más tarde, Ana de la Reguera, cuyo personaje se vuelve intrascendente al convertirse en rehén de los traidores, adolece de una buena caracterización.
Con un final inesperado que nunca logra el clímax, diálogos poco ingeniosos y desprovista del mínimo sentido del humor, esta coproducción de México-Argentina-España se convierte en una insipiente y aburrida parodia donde no sabe si lo importante es el dinero, la vida, el amor o la venganza. Sultanes del Sur decepcionará a incluso a los más optimistas, ya que ni siquiera la actuación de Silverio Palacios logra salvar a esta propuesta cinematográfica de ser catalogada como un desperdicio de talentos. Mejor suerte para la próxima.
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