viernes, 23 de marzo de 2007

LA COMUNIDAD HORIZONTAL DE LOS CONOCIMIENTOS


Internet reconfigura al autor y a los lectores. Esta comunidad horizontal de conocimientos modifica ya nuestras nociones de autor y de autoría, en relación con los textos que producimos o reproducimos en la pantalla.
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Las bitácoras constituyen, sin duda, un formato de publicación en línea centrado en el usuario y en los contenidos, más que en la programación o en el diseño gráfico. Por lo cual, los usuarios de hoy en día, tienen la opción de circular en La Red de Redes con contenidos propios, actualizados, y con presencia en los buscadores del ciberespacio.

Este medio puede definirse por la cronología inversa de su contenido, por los enlaces permanentes y por la existencia de comentarios. En ellas se encuentra, acceso a un archivo cronológico y, eventualmente, a uno temático donde se encuentran las historias publicadas; además, una lista de vínculos que suelen corresponder a las bitácoras que el autor lee con frecuencia; un buscador interno, un sistema de estadísticas, breve información acerca de los autores y una dirección de correo electrónico como vía para el intercambio de mensajes privados.

Mediante los enlaces a sitios externos que realiza y los comentarios que recibe, cada participante se inserta dentro de una comunidad, conformada por la gama de vínculos comunes y por la familiaridad que adquiere en su grupo de contactos.

Como ocurre con cada nuevo medio, la expansión del volumen de información disponible genera nuevas necesidades y nuevas oportunidades: es el caso de los barómetros de tecnología y política, desarrollados por DiceLaRed.com; de los servicios de tracking de bitácoras (technorati.com, blogometro.com, blogalia.com); de los portales verticales (bitacoras.net, blogdir.com, bitacoras.com) y de los servicios de alojamiento (blogalia.com, blogia.com, mibitacora.com, bitacoras.com).

Los espacios virtuales equivalen a campos de datos de los que cada punto puede considerarse como una puerta de entrada a otro, es decir, hacia un nuevo sitio virtual que conduce a su vez a otros espacios de datos. Es por ello, que cada vez son más necesarias nuevas formas de navegación mental para orientarse por los laberintos informativos en constante movimiento.

Hay que aprender a luchar contra la deriva inherente a las travesías superficiales y saber alcanzar el destino final de la búsqueda emprendida. La problemática se encuentra, cabe advertir, cuando enfrentamos el peligro de ser absorbidos por la impetuosa entropía semiótica, al perdernos en la vastedad de ese conocimiento enciclopédico.

En la escritura hipertextual es posible ensayar con diversos estilos en constante despliegue. Delante de la pantalla, tenemos acceso a un plano proveniente de otro espacio, suspendido entre dos mundos; el real y el ficticio. Entonces caemos en cuenta que La Enciclopedia es inabarcable, que el hipertexto es apenas manipulable al concebirlo como un paquete en el sentido cuántico; doblado y redoblado en plexos y actualizado a través de múltiples ventanas.

Así, resulta como explorar la inmensidad de un mapa que jamás terminamos de extender y que sólo es visible por medio de sus fragmentos. Narrativas o articulaciones discursivas que se puede recorrer en diversas direcciones, no sólo sucesivas sino simultáneas, incluso opuestas o contradictorias, y que no admiten una sola categorización, sino las más variadas entre muchas que son paralelas o complementarias.

Por las bitácoras se navega, se interactúa, y se opera en un contexto que a la vez contribuimos a crear. La Red de Redes no está en el espacio, ni en el tiempo -como una Enciclopedia- porque ella misma es el espacio y el tiempo.

La constitución de un nuevo lenguaje cibernético cuestiona toda lógica imperante en el pensamiento de occidente, y al mismo tiempo, reivindica a los modelos de asociación que se encuentran en concordancia con el paradigma holístico y multidisciplinario. La producción de la cultura ha sido siempre un proceso extenso y laborioso; una empresa colectiva. Ahora debemos entender las parcelas del saber como comunidades de retóricas, las que a su vez deben estar abiertas al diálogo interdisciplinario.

Prueba de ello es que el genio de un inventor de la talla de Leonardo da Vinci tuvo su origen en la habilidad de combinar los sistemas de la biología, las matemáticas, la ingeniería y el arte. Más que un creador fue un sintetizador. Ha habido muy poca gente como él a lo largo de los siglos, porque la habilidad de contener tantos datos en la memoria biológica es algo muy raro. En nuestros días, sin embargo, la tecnología de la recombinación se encuentra disponible en los medios cibernéticos.

De este modo, la interconexión de computadoras reconfigura nuestra experiencia como emisores y como receptores hasta hacernos comprender que no se trata de lo uno o lo otro, sino de lo uno y lo otro. Internet reconfigura al autor y a los lectores. Esta comunidad horizontal de conocimientos modifica ya nuestras nociones de autor y de autoría, en relación con los textos que producimos o reproducimos en la pantalla.

Por tanto, al navegar por un discurso de pensamientos relacionados en un hipertexto, debemos ser más rigurosos y menos arbitrarios, más incisivos y menos tolerantes con los vacíos periodísticos. En cambio, se debe poner de relieve tanto las disonancias éticas, como las estéticas de dicho fenómeno, así como sondear las implicaciones que encierran su creación, utilización y aprovechamiento.

Referencias en Internet:




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